Ellos son nuestra familia, nuestros primeros fans, los que nos riñen más que una madre muy enfadada, gritando nuestro nombre y apellidos completos, ya que se lo saben de memoria, al igual que nuestro teléfono o nuestro e-mail.
Son aquellos a los que llamas desesperado cuando has discutido con tu pareja, y aunque estén en pijama echados en el sofá, se levantan y van a donde tu estás. Con la misma agilidad, se arreglan cuando les insistes salir de fiesta, jurando y perjurando que esa vez nos iríamos pronto (aunque al final acabes cerrando todos los locales).
Son aquellos que te sonrien cuando tu lloras, te regalan abrazos cuando lo necesitas, te prestan sus libros y te acompañan al cine, aunque no les guste mucho la película.
Lo mejor es que hacen todo esto y más sin pedir lo mismo para ellos; aunque en el fondo sabes que ponen tanto esmero porque saben perfectamente que tú, su amigo eres su espejo, y que será tratado con el mismo cariño ofrecido.
Por esto y mucho más, propongo un minuto de sonrisa por todos los buenos amigos que nos quedan por conocer.
"Porque las leyendas perduran en el tiempo, y las grandes personas nunca mueren".
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