Porque cuando tienes cinco años y te subes en un avión,
solo piensas que vas a poder volar.
Ahora, quince años más tarde,
eres consciente de la gran distancia que te separa del suelo.
Mas te planteas que esa gran maraña de hierro y acero te acerca a tus sueños,
el mío: VIAJAR, descubrir que hay ahí fuera,
aprovechar todas las oportunidades que te ofrecen otras ciudades y su gente.
Encontrar nuevas pasiones que te hagan sentir nuevamente vivo,
nuevos compañeros de camino, nuevas aficiones y algunos malos vicios.
Porque el mundo es muy grande como para quedarse anclado en un punto fijo,
¿no?
Querer es poder.
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